Apenas iniciado el día 12 de octubre de 2016, día mariano, en la Casa María Inmaculada de la ciudad de Córdoba, Argentina, Dios llamó a celebrar eternamente el abrazo junto a María Auxiliadora, a nuestra querida hermana

Celia Etel GHIZZO

Nació en Victorica – Departamento Leventué- Provincia de La Pampa, el 15 de julio 1935 

Profesó en Funes - Provincia de Santa Fe, el 24 de enero de 1959, perteneciente a la Inspectoría “Nuestra Sra. del Santo Rosario” – Córdoba – Argentina

Nuestra querida hermana Celia ha sido la más pequeña de 8 hermanos, la octava hija de doña Carmen Sondón y Bernardo Ghizzo. De sus siete hermanos, 3 fallecieron de pequeños. Ella recordaba “A papá lo conocí incapacitado y trabajaba como herrero, y mamá ayudaba lavando ropa para afuera. La pobreza los llevó a que una tía tomara mi cuidado y el de mi hermano mayor”.

Hizo la escuela primaria y la profesional en el colegio María Auxiliadora de Victorica, La Pampa, recibiéndose de Maestra de Corte y Confección. Muy agradecida por los gestos de las Hermanas de la comunidad, decía: “no solo me recibieron cambiando mi cuota por algún producto como huevos, una gallina, sino que también cuando compraron la primera heladera, me hacían ir a buscar hielo para mi familia”.

Admiraba la caridad y el desinterés de lo material de las Hermanas, así como su espíritu de trabajo, generosidad, alegría. El colegio… siempre abierto. Su corazón estaba allí y expresaba: “Del oratorio no nos queríamos ir.”
En el año 1955, año de la Revolución en el gobierno del país, teniendo 18 años, perdió a su papá y a fin de año ingresó al aspirantado, con la disconformidad de su mamá (no se resignaba a perderla).

Antes de llegar al aspirantado fue al colegio de Santa Rosa, La Pampa, pasando por varias casas en 20 días, hasta llegar a Rosario. Contaba que con gran emoción fue recibida con aplauso por más de 50 hermanas. Luego hizo el noviciado en Funes en los años 1957 y 1958. Vivió después la etapa de Juniorado en Rosario, donde atendía la lavandería y era ayudante de cocina.

En el año 1960 vivió medio año en Santa Rosa como ayudante de ecónoma y pasó a la Casa Don Rúa, casa de formación de los salesianos, donde atendía la lavandería. Desde el año1961 a 1965 permaneció en el colegio de Rodeo del Medio, Mendoza, siendo Maestra de Labores en el ciclo primario y en el Profesional, hasta que en el año 1965 hizo los votos perpetuos.

Los dos años siguientes estuvo en el Colegio de Luján de Cuyo, de la misma provincia de Mendoza, donde se desempeñó también como Maestra de Labor de la escuela primaria y atendía diversos oficios comunitarios. De esta etapa ella recordaba: “Gozaba con las chicas a quienes di clase de labor y asistía en los recreos”.

Luego, la Madre Anita Campi, inspectora, atendiendo la situación de la mamá de la Hna Celia, la envía con la Hna. Dra. Inés Pedrazzini a ver en qué condiciones estaba ella.

En el año 1968 entonces, fue enviada a La Plata, provincia de Buenos Aires, para atender a su mamá, cambiando de Inspectoría hasta el año 1986. Durante el día iba al colegio María Auxiliadora de esa ciudad, donde continuaba la vida de comunidad. Celia recordaba: “Mamá decía: 'Pensar que yo no quería que Chela fuera monja, y ahora es ella la que me cuida'“. Cuando fallece su mamá, vuelve al colegio, sufriendo un arrancón muy fuerte y rápido, por lo que sufrió mucho.

A partir del año 1988, al volver a la Inspectoría Ntra Sra del Rosario, es destinada a Victorica, La Pampa, donde siguió dando clases de Labor en el nivel primario y hacía tareas comunitarias. Pasó también por las comunidades de Luján de Cuyo (Mendoza) y General Pico (La Pampa), realizando diversas tareas de la casa. Finalmente, desde el año 2003 formó parte de la comunidad de Santa Rosa (La Pampa), siendo encargada del comedor y hacía visitas al Hogar de ancianos.

En el año 2015, habiendo sido afectada por un cáncer de encía, fue trasladada a la Casa de descanso María Inmaculada, de la ciudad de Córdoba, para poder dispensarle los cuidados necesarios. Aunque ella decía: “ Ahora estoy de paso en la casa de salud la Inmaculada para tratarme un cáncer de encía”, porque pensaba volver a Santa Rosa, su tierra querida, Dios hoy vino a su encuentro llamándola a disfrutar el gozo de su Presencia para siempre. Ella expresó en el último tiempo: “Doy gracias a Dios, lo adoro y bendigo, por la sencillez que puso en mi corazón, que me permitió alabarlo en tantas hermanas. que acompañaron mi camino, con quienes compartí y comparto la vida, y en la naturaleza que me conmueve con su hermosura: en plantas, flores, animalitos. Todo ello me lleva a superar los problemas físicos, a vivir con alegría y a servir en lo que puedo, sintiéndome parte viva del Instituto”.

Muy querida Hna Clelia, quienes te vimos transcurrir tus difíciles últimos días entre oración, ofrecimiento, lecturas, tejido, siempre gozando en la vida fraterna, te agradecemos tu presencia valiente al afrontar sin quejas los dolores que tu enfermedad te infligía, y te pedimos que intercedas ante Dios para que aprendamos en tu escuela de sencillez y alegría salesianas fecundadas en el amor.

Hna. Ángela Bernardita Paz
Inspectora – ARO