Queridos hermanos de nuestras Comunidades.

Este tiempo que nos toca vivir, está marcado por diversas realidades que tienen mucho del dolor de nuestro Pueblo. Y son tiempos difíciles que nunca parecen concluir, y no sólo tiempos de pandemia. Tiempos que cada tanto se suben a ciertas esperanzas que poco se concretan.

 

En estos meses, la ayuda económica de los fieles, resultante de la colaboración por colectas o de donaciones para el sostenimiento de la Iglesia, se ha visto marcadamente reducida en las mismas Capillas y Parroquias, no alcanzando a la atención de la obra social (mutual del clero, solidaria de todos), o al sustento necesario del sacerdote. No tenemos otros trabajos ni entradas para el sustento. Nuestra vida está destinada al servicio de ustedes, los fieles y las Comunidades son responsabilidades de todos.

 Quisiera por esta carta con sencillez, alumbrar nuestras conciencias, acercar una mirada, despertar una inquietud y pedirles nos ayuden. Sabemos de sus dificultades, compartimos las nuestras. La ayuda de todos, por pequeña que sea, siempre será una muy buena ayuda, y cada uno “sabrá cómo darnos entre todos una mano”.

Que el Buen Dios, que en Jesús nos dijo que todo lo que hagamos en su nombre será tenido en cuenta en el cielo, los bendiga y acompañe de la mano de nuestra Madre, Señora de La Pampa.

 + Raúl Martín

Obispo de Santa Rosa