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Así como lo hicimos el año pasado en nuestro primer encuentro diocesano de pastoral, quería iniciarlo digamos iluminando este momento o comentando alguna motivación para trabajar y proponiéndoles alguna línea de pensamiento y de trabajo.

En nuestro primer encuentro diocesano de pastoral (EDP1) les decía, la primera riqueza, el primer fruto del encuentro, es el encuentro mismo, nos hace vivir una experiencia de Iglesia que maduramente, SE HACE CARGO de su Pueblo. Que dialoga, que busca caminos juntos, que toma iniciativas, que aprende a compartir y se sabe la misma y única Iglesia diocesana, allí donde Dios pone su tienda en medio de nuestra gente, para ENRIQUECERNOS DE LA DIVERSIDAD y CONSENSUAR CAMINOS.

No una Iglesia infantil o dependiente de tal manera, que solo espera ser llevada o cargada sin ningún compromiso, como infantes en brazos de sus padres, pero de alguna manera si, somos una Iglesia jovencita, nos falta historia más amplia, nos falta experiencia, me animaría a decir que NOS FALTA EXPERIENCIA DE IGLESIA DIOCESANA, algo así como reconocernos de una misma tierra, o la misma familia. Seguramente la extensión de la provincia, nos hable de ello, o sea condicionante también de ello. Necesitamos una mayor PROJIMIDAD, una mayor DIOCESANEIDAD. ACERCAR LOS CORAZONES a veces separados por la distancia y el viento.

Por estas razones, el encuentro no queda solo en responder juntos un para de preguntas, (que animarán el diálogo) sino en la experiencia de lo compartido, desde la oración y el ejercicio de consensuar ideas, que es la metodología que tenemos que realizar en nuestras comunidades particulares.

Si tan solo fuera responder preguntas, las haríamos por correo o teléfono y además tendría sabor a poco. Un modo practico de aprender a ser ACTORES EN NUESTRAS COMUNIDADES.

Habíamos el año pasado, querido encontrarnos como familia de la Iglesia, como Comunidad diocesana, sentándonos a una mesa a dialogar, a buscar, a compartir, a contarnos quienes somos y qué hacemos, describiendo como buscando caminos, que necesitamos y que queremos.

Insistí en esa oportunidad como en muchas otras, sobre esta realidad de Iglesia FAMILIA, que llamada a caminar juntos desde nuestras diversas realidades y carismas, somos invitados a abrir las puertas y comunicar a todos nuestra alegría: "habernos encontrado con Jesus".

CONVOCADOS TODOS desde oficios distintos pero iguales en dignidad y responsabilidad frente a Dios y a los hermanos.

Insistí una y otra vez sobre ustedes, en su mayoría laicos, con la riqueza de una VOCACION PLENA a hacerse cargo de sus comunidades particulares, en colaboración con los sacerdotes que los acompañan, con la clara CONCIENCIA DE SER DISCÍPULOS MISIONEROS que cada día van construyendo la casa en su tierra particular. Así, el dibujo que convocaba hacía referencia a muchos construyendo juntos la misma casa.

Los invite también a todos a que en cada comunidad, fueran repitiendo este modo de encuentro (modo sinodal, de diálogo fraterno) aunque sea en pequeña escala, o brevemente, donde es importante sentarse a compartir y buscar juntos caminos, de la mano del Papa y en lo particular del Obispo. Empezar modos para muchos, nuevos de sentirse y saberse responsables de nuestras comunidades.

Alguna que otra comunidad, se animó al pequeño desafío pero que debiera ser moneda constante y en todas las comunidades, modo habitual de vivir en la Iglesia. Lamentablemente pocas fueron las comunidades que se animaron, pero nunca es tarde para empezar a hacerlo. HOY ESTE MODO DE TRABAJO ECLESIAL, ES FUNDAMENTAL.

En este año, especialmente convocados por la misericordia, y habiendo celebrado la misericordia de Dios en la fiesta de la Pascua, los invito a que sobre la experiencia vivida, ahora juntos "PONGAMOS EL CORAZÓN". Una actitud siempre renovada y enriquecida con la gracia de Dios, pero esencial, fundamental, infaltable."PONGAMOS EL CORAZÓN". Hay muchas maneras de hacerlo, tantos como cada uno de nosotros y al modo y tono de cada cual. ............., pero una finalidad común: dar Vida y Vida Plena, dar a JESUS.

Quiero proponerles en esta jornada, a ser conscientes de que las cosas de Dios, solo se perciben si ponemos el corazón, solo se viven con fuerza en el corazón.
Dos Palabras nos pueden ayudar en este intento. Dos Palabras de la Sagrada Escritura.

"DESCALZATE PORQUE ESTAS PISANDO TIERRA SANTA". Aquel diálogo de Dios con Moisés, llamado desde la zarza ardiente que no se consumía. DESCALZARNOS. Un gesto visible que piensa en el otro.

Un modo que nos habla del acercarnos a los demás con la delicadeza de saberlo mi hermano, e hijo amado de Dios. Buscando el bien para el otro, aunque el otro en algún caso pudiera no entenderlo plenamente. Todos somos un poco esa tierra Santa , seguramente más que eso. Sabemos lo que significa ser tierra, pues lo somos en nuestro lenguaje teologal. Tierra. Tierra besada por Dios, donde adquirimos dignidad de hijos. Lo que somos: "un poquito de barro con un soplido de vida", como reza una canción. Poco y tanto, poco pero todo. Hijos de Dios.

Un descalzarnos que significa la voluntad de ser delicados, para no lastimar, no herir, no romper, ......, el corazón del otro. Y tantas veces tenemos que pedir perdón por no descalzarnos!!!!!!!!.

Una segunda Palabra. La que escuchamos estos días, y cada jueves Santo, en el regalo del mandamiento del amor, el mandamiento nuevo. : "AMENSE COMO YO LOS AME". Como YO, dice Jesus. Sin creernos dioses, pero si, amando como El. Recogiendo la gracia que el Señor, como su misericordia, como ríos de misericordia, deja correr en nuestra vida.

Amar al otro no como nos parece sentirlo desde la sensibilidad superficial y pasajera. Amar al otro, no como nos parece merece el otro ser amado.

Amar al otro no como lo sentimos sin pensarlo. AMARLO SI, COMO DIOS LO AMA. Pensando si, como lo amara Jesus?. Y allí, el Evangelio tiene tantos datos para darnos. Y se acercó a los pobres, y a los pecadores, a aquella mujer que había tenido tantos maridos a en la boca de aquel pozo, a Zaqueo, a Mateo, a tantos publicanos, se acercó y se acerca a mí en el Evangelio de cada día, de cada momento, de cada instante de mi vida. Y habría que ver si nos animamos a acercarnos a tantos, sabiendo que nadie puede recatar del barro a otro sin mancharse un poco, a veces aunque fuera así ante los ojos de otros. Habría que ver, si la indiferencia o incomodidad no nos ganan el partido.

Con estas ideas, quiero invitarlos a trabajar juntos. La idea central podríamos sintetizarla en COMO ME ACERCO Y COMO NOS ACERCAMOS EN CADA COMUNIDAD A TODOS LOS HOMBRES DE MI PUEBLO.

PARA EL DIÁLOGO Y CONCENSO.

PREGUNTAS.

Que actitudes nos parece podemos identificar con este "pongamos el corazón". Charlen primero que significa este poner el corazón para cada uno, como disparador del compartir.

Que realidades tenemos o atendemos en nuestras comunidades y como las evangelizamos. (Ej. Compartir que acciones evangelizadoras o misioneras realizamos con los niños de nuestro pueblo, como los convocamos, como los buscamos, como los aceptamos en nuestra comunidad que es la suya, como nos preocupamos por sus realidades familiares, cuáles son sus dolores, pobrezas y cuáles sus riquezas, como llegamos a sus familias, en definitiva, como se ocupa mi comunidad de mi comunidad amplia que es mi pueblo teniendo a los niños como sujetos de evangelización, como aquellos a los cuales queremos acercar a Jesus. Desde que actitudes lo hacemos). Luego vemos otras realidades, jóvenes, ancianos, enfermos, personas que están solas, como misionamos el barrio, el pueblo, la ciudad, como celebramos la vida en los sacramentos y la liturgia, como atendemos a los más pobres, etc......

A que realidades de nuestro pueblo, no estamos llegando, no hacemos nada o no hacemos lo suficiente, no lo hacemos porque nada se nos ocurre, o somos indiferentes ante esas situaciones que no hacemos propias. (Ej. Ciertos casos ante los cuales nos sentimos indiferentes o impotentes de acercarnos o cambiar porque nos sobrepasa y quedamos en simple indiferencia a la que nos acostumbramos).